Estuvimos casi una hora esperando a que nuestros cebiches y tiraditos sean puestos en cola, mientras yo lo seguía con la mirada... reportando con exactitud cada uno de sus movimientos: "Se acaba de ir hacia la cocina", "Ahora corrió a aquella mesa", "Sigue parado observando la nada". Con cada comentario sólo atormentaba más mi hígado y la poca paciencia de mis amigas comensales.
Ese aprendiz de mozo, se dedicó a dar vueltas y vueltas... gira y gira... por todo el restaurant, sin hacer algo útil. El atrevido mozalbete sólo paseó entre mesas, sin mostrar un ápice de proactividad, sin ayudar a su compañero medio cojo; y sin ayudar a otra persona que obviamente fue puesta de momento como soporte. Su poca o nula experiencia sólo atinaba a dejar chifles y canchita en cada mesa. La situación era realmente triste! y mi estómago sólo se llenaba de impaciencia.
Pasado un tiempo vimos como un miembro de cada mesa (pues todos estuvimos esperando) se paraban con ímpetu a buscar sus platos de comida... siendo ya las 4:30 p.m. no era más que indignante seguir observando a aquel tipejo que pretendía mostrar atención a mesas sin atender, a cuentas por cobrar cuando no se había tomado orden alguna.
No hay más que señalar con el dedo acusador que "el acuario beach", restaurant respetado de Los Organos, no es más que una farsa pues no tienen la capacidad suficiente para atender a 5 mesas a la vez, entre meseros ineptos, cheffs sin insumos y jefes de restaurant sin criterio.
Recomendación para el público: evitar todo contacto con el Acuario Beach, y Recomendación para los dueños: revalidar la selección de meseros para el siguiente año.
Hablaron: Mi indigestión del día sgte. y estómago resentido.
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