miércoles, junio 07, 2017

No sólo hay que serlo, sino también parecerlo...


Mi padre ya no está más, y me encontraba completamente rota: mi corazón, mi estómago y mi espalda. Era tan fuerte que ni siquiera tomando un relajante logré dormir.


Así que recurrí a un especialista. Llegó y después de examinarme, su diagnóstico fue: un nivel alto de estrés. Debía tomar más y más pastillas, una para cada dolencia. Dormir y respirar más... eso es todo.


Yo estaba algo desconcertada y solo asentaba con la cabeza ante las preguntas del doctor. Hasta que me interrogó por una curiosidad suya.


Doc: Señora es Ud. mamá?
Yo: sí, tengo una hija pequeña.
Doc: perdón pero vi un zapatito por debajo de la mesa.
Yo: sí, disculpe, no estuve atenta al orden de mi casa en estos días.
Doc: no hay problema, yo entiendo, es solo que no parece ser madre.
Yo: ... (desconcertada lo miraba sin entender).
Doc: perdone Ud. pero su cuerpo no es de madre, no es ancho, no es grueso.
Yo: Oh ok, entiendo, es que siempre he sido delgada.
Doc: sí ya veo, siga así, y tome sus pastillas.


Lo acompañe a la puerta y me sentí tan expuesta a sus ojos, que sentí la necesidad de taparme con cualquier cosa que encontrara a la mano.


Un dicho tan comúnmente conocido en nuestra sociedad, pasó a cobrar un sentido tan humorístico... Así que ahora debo ser "gruesa y ancha" para parecer la madre que soy.

Nuestro momento juntos

Después de muchos años de mi vida transcurridos, estamos de nuevo aquí... uno al lado del otro. Yo sosteniendo tu mano y tú mirándome fijamente. Nunca te sentí tan cerca, ni tan vulnerable como los últimos 4 días antes de tu partida...


Desde pequeña y en mis recuerdos atesoraba tu sonrisa y tu mirada pícara, y hoy ya no me hablas, y apenas puedes mirarme mientras lágrimas caen por tus mejillas.
Yo también lloro, y aunque quiero controlarme, no puedo!


Nunca pude imaginarme verte tan enfermo, siempre un hombre tan entero, y tan elegante.
Siempre te vi tan autosuficiente y tan independiente, que incluso resolviste tu vida solo.


Eres quien me dio tanta enseñanza en la vida, por la madurez ganada y por el modelo a seguir sobre las decisiones de lo significa ser... Padre!


Hoy apretó tu mano junto a mi corazón y guardo este momento que me llenará de luz para recordarte y sentirte cerca, como muchos años no fue, como muchos años te vi ausente...


Aquí estuve y estoy! no importó lo que pasó, no importó lo que sufrí, no importó lo que lloré... ya pasó y sigo aquí... contigo!.

martes, junio 06, 2017

El Julio de mi vida



Transcurría el mes de Julio, generalmente es un mes muy frío, siempre acompañado de una leve llovizna y un fuerte viento... y jamás olvidaré ese día cuando regresamos a casa...
Mi hermano y mi madre llegamos felices a casa después de una función de circo (espectáculo muy popular en ese mes), y para nuestro asombro, notamos que la casa estaba casi vacía. En ese momento, entré en pánico, agitada le dije a mi mamá: ¡nos han robado!. Mi mamá, quien no lograba cerrar la boca del susto, entró corriendo a "buscar" a los demás cuartos... honestamente no sé ¿qué pretendía encontrar?, pero sólo la veía entrar y salir de cada habitación. Mientras nosotros dos permanecíamos en la sala, yo tomaba la mano de mi hermano menor y mientras veía a mi madre desesperarse cada vez más, descubrí algo... que resolvería todo este misterio. Era una nota escrita a mano por mi papá, él describía sus sentires sobre la relación con mi mamá (incompatibilidad de caracteres decía…) y que era insostenible continuar viviendo juntos.
Recuerdo claramente, que entregué la nota a mi mamá, quien asustada la tomó entre sus manos temblorosas, y pude ver su rostro, que con cada línea que leía, sus ojos se llenaban de lágrimas y la pena se instalo en sus mejillas. Sólo lloró y lloró... con ese profundo dolor en el corazón y con ese sentir tan honesto y tan vulnerable nos abrazó arrodillada.
La razón de encontrar la casa casi vacía fue porque mi papá decidió llevarse consigo todo aquel artefacto o mueble que había comprado con su dinero y se lo llevaría para iniciar una nueva vida.
A mis 9 años mi mirada del mundo cambió, ya no serían más juegos, ni más diversión... sólo seríamos nosotros tres y el mundo.