lunes, agosto 30, 2010

Mexico city

Sólo fueron un pocos días, pero a pesar de ello, pude recorrer alguna calles, ver el tráfico denso (como me prometieron) y algunos efectos de la contaminación en los ojos de una compañera ecuatoriana, a quien se le caían las lágrimas sin razón aparente, ella aducía sentir como una gas lacrimógeno cerca... lo cierto es que yo nunca lo sentí... será que lo reconocí como cualquier ciudad latinoamericana.
El DF es un centro congestionado, ya sea por el smog, los autos o por la vida misma. Muy similar a la realidad de nuestras ciudades... muestra de ello, es la foto, que ofrece una mirada desde adentro, sobre la disconformidad del pueblo frente a decisiones del gobierno, pero ¿quién no enfrenta este tipo de asuntos todos los días? todos somos protagonistas de este tipo de manifestaciones a diario, desde nuestros puestos, y desde nuestras decisiones. Lo cierto, es que no podemos zafarnos de esta realidad común entre todos nuestros pueblos y pretender que no sucede. Existe y es tan tangible como el chile en el paladar mexicano, o como el mate en el compartir argentino o como la papa en los platos peruanos.

Ojos del pasado

En cuanto lo vi, supe que era lo mismo que tuvo mi abuelo...

Es cuando intentas mirarlo a los ojos, pero sólo ves un vacío...
Es cuando quieres tomarlo de la mano, pero sólo tienes piel sin tacto...
Es cuando le hablas esperando reconocer palabras, pero sólo obtienes silencio.

Y sólo te queda esperar... callada y dispuesta.

Se llama cáncer, y es la peor enfermedad que he podido ver, sentir, oler, llorar y vivir.