domingo, julio 06, 2008

La aventura de la vainita

Estábamos en el almuerzo, y ahí estaba ella, en el plato acomodada gentilmente junto a sus demás amigas verduras; pero después de ser rociada con limón, decidió despegar, se impulsó y cayó en medio del escote de mi compañera de lado.

Ella sorprendida se reía, la acompañamos entre sonrisas y comentarios, pues no era la primera vez que una verdura le saltaba al pecho... recuerdo un par de limones que intentaron esa misma travesía, pero luego fueron encontrados y devueltos al plato. Pero... esta vainita no aparecía, así que optamos por dejar de hablar de ella.

Nos paramos y ya de retorno a nuestros cubiles laborales, nos acordamos de ella:

L: ¿Qué fue de la vainita?
E: La busqué y no la encontré
L: Qué extraño, ¿no estará pegada por ahí?
E: Te juro, la busqué y rebusqué... y nada...
L: Veamos en el camino, quizás se cayó mientras caminábamos
E: También pasé por ahí y no la vi.
L: Ups!

Definitivamente la vainita había decidido no volver y tomar nuevos rumbos, al igual que mi compañera de lado quien cambió de dirección hacia un reto mayor.

Etapas

Tormentas
Alegrías
Abrazos
Torpezas

Me siento lista!

Mangas soperas

Nos disponiamos a almorzar, después de hacer la cola y tomar nuestros respectivos platos, llegamos a la mesa -haciendo equilibrio durante el camino- para que la sopa llegara intacta a la mesa.

Mi jefa, muy fashion, se disponía a empezar y se dio cuenta que llevaba una chompa linda (muy de moda) pero con unas mangas tan anchas que las bautizó como las "mangas soperas", breve descripción mental: mangas anchas, de medida perfecta para ser introducidas tantas veces uses la cuchara, justo en medio del plato.

Con su reflexión y las risas de todos en la mesa, se las remangó y pudimos disfrutar de nuestra comida.