jueves, julio 26, 2007

Guía desubicada, po!

Todos muy entusiastas subimos al bus, con mucha expectativa de conocer las historias de Viña del Mar.

Grande fue nuestra sorpresa al toparnos con una guía turística que no entendía la diferencia entre su derecha y la nuestra... que al hablar se tropezaba con sus propias palabras, aún la puedo escuchar diciendo: "los que quieran bajar, bajen... los que no, quédense en el bus", y otros comentarios como: "A su derecha, o sea a mi izquierda podemos ver el mar, bueno no lo pueden ver porque es de noche, je"... y etc. de cosas impensables.

A continuación la vergüenza de nuestros compañeros chilenos quienes se desplazaban sigilosamente por debajo de los asientos.

Ella jugaba a pretender ser Guía, eso nos quedó claro y mas cuando exhibió abiertamente una realidad entre nuestros países:

Guía: ¿Quién es peruano aquí?
Jazmín y yo levantamos la mano a la vez.
Guía: Es una situación que debo contar, y perdón a Uds. porque es cierta.
Nosotras asombradas esperábamos algún comentario sobre la guerra del pacífico...
Guía: Esta plaza que vemos aquí, tiene algunos o mas bien dicho, todos los monumentos son de propiedad del Perú, son robados. Concluyó su acertado comentario con una fresca sonrisa (casi de triunfo).

Nosotras, reaccionamos con un gran asombro y de inmediato busqué a un compañero chileno de la empresa y le incrimé por lo que esta joven impulsiva había mencionado. Exigiéndole que nos devuelva los monumentos. Él sólo atinó a sonreir y a hundirse en su asiento para desaparecer por debajo.

Todos dieron una carcajada tan fuerte que los transeúntes nos miraron a través de los vidrios.

Lo que si es cierto es que dentro de su desvergüenza, esta guía atrevida puso en evidencia nuestros roces limítrofes que aún se mantienen a la actualidad. Lo confuso de nuestras relaciones internacionales (ex-presidentes y un juicio), las pruebas de robo de libros (ahora de monumentos), apropiación de tierras, los conflictos que hay entorno del pisco-pisco sour, choritos a la chalaca, algarrobina-vainas, y todas esas cosas que los peruanos tenemos y que tranquilamente otro país dice que es suyo.

Cada día se tejen más relatos y se van alimentando los libros de historia.

Ya no es como lo recuerdo, y la realidad está en frente de mí.

domingo, julio 08, 2007

Ella se peinaba frente al espejo mientras pensaba en la discusión de anoche. Realmente no sabía adonde llegarían con esa promesa, pues el hecho de no tener la capacidad de concebir podría traerles problemas, pero... aquella proposición podría comprometerlos de por vida.

Él se disponía a salir, se despidió de ella con un fuerte abrazo, y dijo: "todo lo podremos arreglar juntos". Ella sólo se limitó a escucharlo y asentir con la cabeza sin creerlo del todo, dado que la culpa los consumía... esas repetidas peleas sólo les llevaría a un rompimiento definitivo.

Ambos ya en sus puestos de trabajo, no podían despejar de su mente esa frustrante situación. Esos golpes verbales diarios les hacían daño; pero igual sabían que ese hijo deseado no aparecería a no ser que se tome esa difícil decisión.

Él sujetó el número telefónico que le recomendó uno viejo amigo, que ya había atravesado una situación muy similar, y disponiéndose a marcar recordó la voz de su esposa quien llorosa le pedía ser más razonables y buscar otras alternativas. Lo mismo sucedía con ella, que de manera simultánea, jugaba con la tarjeta entre sus dedos, sólo pensaba en las ansias y ganas de ser padres junto con el pacto de ser mejores en el matrimonio.

Casi sin pensarlo él decidió marcar, diciéndose para sí: "es el momento de arriesgarse, que podemos perder?". Por su parte, ella hizo lo mismo pensando: "esté o no disponible es porque Dios así lo quiere". Para su suerte, marcaron al mismo tiempo y ninguno de sus llamadas entró. Para cada uno, esta situación se había resuelto, pues significó que su destino les anunciaba que esa no era la determinación correcta.

Después de un cargado día laboral llegaron a casa para abrazarse como queriéndose proteger uno del otro. Se miraron detenidamente, y él agregó: "la vida nos tiene más alegrías... podemos buscar otras opciones", ella respondío: "lo mismo siento yo, creo que podremos intentarlo juntos".

La noche caía y con ella se iba la sombra de la incertidumbre, dando paso al alba de un futuro diferente. Ambos seguirían juntos y sin ningún vientre de alquiler que los separe.