Alice in wonderland

Alicia en el país de las maravillas es ese viaje onírico que nos transporta por nuestros deseos y visiones imposibles. Pero en la mano de Tim Burton es una obra icónica que nos amarra y nos lleva a participar protagónicamente del film.
¿Por qué estoy escribiendo sobre un film que no es un estreno? resulta ser que es el film favorito de mi hija de 3 años, pues puede pasar muchas horas, viéndola sin parpadear, enganchada con mucha atención disfrutando de la historia.
Para quienes la vieron, deberán recordar que el film no tiene mucho de niños, empezando por la protagonista quien tiene 19 años y está siendo pretendida para casarse... sin embargo, la magia en la que nos envuelve los "imposibles" de Alicia, las frases con/sin sentido de los personajes que son claramente importantes en el guión, le dan esa sensación alocada a la historia pero a la vez con mucho sentido y valor por defender lo que realmente importa: la vida de Alicia.
Y aunque esa vida transcurre entre lo real y lo irreal en un mismo tiempo y espacio, para mi hija es algo natural. En su mundo diario, coexiste el nido, los juegos, los amigos, las muñecas y objetos que le hablan (con mi voz); más su fantasía personal, donde puede hablar, cantar, y hacer gestos por todo lo que se le ocurra crear... todo en un solo paquete.
Interesante es ver el rostro de mi hija y de su disfrute con el sombrerero a quien cariñosamente ha denominado el payaso plim plim, o de la princesa valiente quien es Alicia misma, porque la reconoce delicada, suave, pero fuerte para defenderse del peligro.
Me sorprende que cuando se le preguntan por las princesas (que son principalmente las de Disney) menciona: Cenicienta, Rapunzel, Blancanieves y Alicia. No tendrá ese atuendo brillante, ni pomposo, pero Alicia se ha ganado un lugar en el corazón de mi pequeña.
Ella es quizás, aquél referente que tendrá por unos años más, para entender que lo que marcará su camino: los sueños, sus anhelos y no lo que la sociedad te exija cumplir.
En lo que a mi respecta como madre, intentaré inculcarle mucha "muchosidad".