martes, febrero 03, 2009

Sopi o como se escriba... no vale la pena.

Es un pequeño hueco ubicado en Lima, donde supuestamente sirven buenos platos a base de pescados y mariscos. Digo "supuestamente" porque nunca disfruté mi alimento, al final del relato me entenderán.

Este misterioso lugar, ubicado en una calle estrecha de precario cimiento, es conocido como Sopi. Me comentaron que lo bautizaron así porque con ese nombre conocen al dueño.

Recuerdo que llegamos deseosos por saborear manjares marinos, y yo estaba muy emocionada por todas las referencias relatadas. Me ubiqué en la mesa, mientras escuchaba los pedidos de mis acompañantes. Yo pedí timidamente un pescado al vapor con papa sancochada, y aunque no me animé a pedir sabores más fuertes, me sentí tranquila con mi "no hay pierde" pescado cocido.

El almuerzo ya había empezado y mi plato aún no se asomaba en la mesa. Seguí esperando mientras veía que los piqueos llegaban, algunos se encontraban en los últimos bocados de su almuerzo, y yo? seguía esperando... hasta que fui a buscar al mismo Sopi para decirle que no se molestara más que era mejor cancelar mi pedido, pues la mayoría ya había acabado; y que mejor trajera la cuenta. Me dio pena porque en serio tenía hambre y quería probar esos platos tan deliciosos que todos comentaron.
Sopi fue detrás mío hasta la mesa, y sin importarle nada ni nadie, me dijo que la comida ya estaba lista que no la puede cancelar. Le respondí que no era necesario; y me interrumpió con gritos, diciendo que no puede cancelar la orden solo porque se me ocurre y que igual la va a traer a la mesa. Le repetí que no porque ya era tarde, y que no pagaría nada. Siguió gritando a todos en la mesa, y muy exaltado decía que no era posible. Yo muy asombrada buscaba algo de soporte entre mis compañeros de la mesa, considerando que tenía a toda la plana gerencial de la empresa sentada frente a mi, todos boquiabiertos escuchando a ese loco decir tanto disparate. Me sentí tan corta de poder responderle como se lo merecía por tremenda malcriadez. Hasta que escuché a una sola voz que intentó defenderme, pero sólo se pronunció cuando Sopi ya no estaba en escena. Seguro, mi cara reflejaba toda esa impotencia y por eso todos me dijeron "ya no importa, si te lo trae, te esperamos para que comas".

Uds. creen que realmente quería comer??? con todas las miradas sobre mi??? sabiendo que finalmente Sopi se salió con la suya??? y que al final tendría que pagar??? Todo era absurdo y sentí que mi gastritis se apoderaba de mi, así que intenté tranquilizarme y comer hasta donde pudiera. Unos se pusieron a conversar como si nada hubiera pasado, y otros me miraban como tratando de reconfortarme por tal penosa escena.

Para quienes tengan oportunidad de ir a este mini restaurant, les recomiendo no contradecir a Sopi (simplemente está loco) y les recomiendo poner las cosas claras desde antes de sentarse a la mesa.

Ha pasado cerca de un año desde este incidente culinario, y me quedé con las ganas de disfrutar mi comida y de decirle muchas verdades a Sopi. Obvio nunca más regresaré, no vale la pena.

No hay comentarios.: