Desde pequeña y en mis recuerdos atesoraba tu sonrisa y tu mirada pícara, y hoy ya no me hablas, y apenas puedes mirarme mientras lágrimas caen por tus mejillas.
Yo también lloro, y aunque quiero controlarme, no puedo!
Nunca pude imaginarme verte tan enfermo, siempre un hombre tan entero, y tan elegante.
Siempre te vi tan autosuficiente y tan independiente, que incluso resolviste tu vida solo.
Eres quien me dio tanta enseñanza en la vida, por la madurez ganada y por el modelo a seguir sobre las decisiones de lo significa ser... Padre!
Hoy apretó tu mano junto a mi corazón y guardo este momento que me llenará de luz para recordarte y sentirte cerca, como muchos años no fue, como muchos años te vi ausente...
Aquí estuve y estoy! no importó lo que pasó, no importó lo que sufrí, no importó lo que lloré... ya pasó y sigo aquí... contigo!.
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