Y es que cuando me ubico en mi sitio y el bus toma marcha, dejo mi mente navegar... pienso en mis pendientes, en mis decisiones y en mis sensaciones. La vida avanza tan rápido que no logro encontrar un momento para pensar en lo más importante: en mi.
La gente va subiendo y van saludando, yo ensimismada apenas si muevo la cabeza, incluso me mantengo muda si es que tengo los audífonos puestos porque estoy prestando atención a U2 o Morrissey, quienes me logran conectar con mi esencia.
A medio camino, ya llevo varias páginas leídas y es que paso 80 minutos diarios en ese bus (ida y vuelta) y lo mejor que puedo hacer, es sacarle provecho y retomar mis lecturas perdidas.
La gente a veces me pasa la voz y yo apenas si contesto, pero es que no es mi intención ser "descortés" o "maleducada" es solo que ya me encuentro en mi mundo y me gusta estar ahí.
Al bajar del bus regreso a la realidad cotidiana y ni bien paso la puerta de ingreso al trabajo, regresa ese temple social que para algunos es más familiar que mi faceta callada y unipersonal.
domingo, junio 07, 2009
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